Guillermo Faivovich (Buenos Aires, 1977) y Nicolás Goldberg, (París, 1978) desarrollan, desde 2006, el proyecto Una Guía a Campo del Cielo, una investigación sobre el impacto cultural de los meteoritos de Campo del Cielo, a través del estudio, reconstrucción y reinterpretación de su historia visual y escrita, identificando las problemáticas históricas y contemporáneas. En 2007, concibieron la estampilla 3D que reproduce al meteorito El Chaco de 37 toneladas, segundo meteorito más grande encontrado en la tierra, que fue emitida por el Correo Argentino. En 2010, Faivovich & Goldberg realizan la exhibición Meteorit „El Taco”, en Portikus, Frankfurt, donde logran reunir entre el 24 de septiembre y el 14 de noviembre, las dos masas principales de El Taco luego de haber sido separadas por casi 45 años. En ocasión de la exhibición, se publicó el libro The Campo del Cielo Meteorites
– Vol.1: El Taco
En el año 2012 presentaron una etapa avanzada del proyecto en dOCUMENTA (13) en Kassel, Alemania.
Faivovich & Goldberg viven y trabajan en Buenos Aires.
INGENIERIA INSITUCIONAL
(o cómo reunir dos piedras que cayeron del cielo)
Javier Villa
El modelo de investigación que propone Una guía a Campo del Cielo podría verse como una lluvia de meteoritos invertida en el tiempo. Los distintos componentes se desentierran dentro de un vasto territorio poco estudiado. Cada piedra es un pedazo de información caliente al entrar en fricción con un nuevo aire. Es que los elementos ya no son propiedad exclusiva de compartimentos estancos y aislados, tengan su raíz en las ciencias duras o históricas, en los mitos de cazameteoritos o de piedras sagradas que se transforman en pistolas conmemorativas de una nación flamante. Ahora forman parte de una misma constelación que se va acoplando mediante una técnica compleja –la ingeniería institucional– para alcanzar un gesto simple pero extraordinario. Los fragmentos de la lluvia de hierro finalmente se unen para formar un único asteroide lanzado al espacio exterior, que goza de un nuevo punto de vista: nueva morfología, textura y color. El aglutinante son las artes visuales.
Con menos metáfora, pero aún desde el arte, se puede abordar el proyecto que Guillermo Faivovich y Nicolás Goldberg emprendieron hace cinco años, ubicándolo dentro del género de la investigación artística (artistic research). Los pasos de análisis podrían tomarse, con cierta naturalidad, de la ciencia: 1. Definir el objeto, 2. Comprender la metodología, 3. Analizar los resultados.
1. Campo del Cielo
La motivación de Faivovich y Goldberg para acercarse a su objeto se remonta a la infancia: un mundo iluminado por la difusión científica, Cosmos de Carl Sagan, 2001 de Kubrick y las visitas al planetario de Buenos Aires; una nave espacial que te recibe con tres piedras extraterrestres y despierta la imaginación.
Una herramienta para desenrollarlo con sencillez es la línea de tiempo. Hace 4.568 millones de años, poco después del nacimiento de nuestro sistema solar, la fuerza gravitacional de Júpiter impidió que entre éste y Marte se formara un planeta. Sus componentes se enfriaron y, fragmentados, fueron sentenciados a orbitar eternamente, convirtiéndose en lo que hoy se conoce como el planeta invisible o Cinturón de Asteroides. 4.503 millones de años después, un posible choque de cuerpos provocó que un fragmento se desprenda de uno de esos asteroides, salga de órbita y, luego de viajar 15 millones de años, se encuentre con la Tierra hace 4.000. La fricción con la atmósfera hizo que el bólido se rompa en mil pedazos, cayendo como una lluvia de meteoritos sobre el Chaco Austral. La región fue nombrada Pigüem Nonraltá por sus habitantes originarios: Campo del Cielo, en lengua guaycurú. 3.600 años más tarde, los españoles enviaron expediciones para investigar ese extraño territorio árido, minado de hierro casi puro. Cavaron hoyos buscando vetas subterráneas hasta que, en 1803, se confirmara científicamente el rumor de que habían caído del cielo.
En 1962, un campesino descubre El Taco (1.988 kg.), meteorito que será recolectado por una expedición binacional argentino-estadounidense. Un año después se lo traslada a los Estados Unidos, imperio científico en medio de la carrera espacial. En 1965, El Taco es enviado a Alemania para ser seccionado con propósitos científicos. Luego, las mitades serán repartidas y, por más de 40 años, vivirán separadas bajo hábitats de conservación desiguales.
2. Ingeniería institucional
Faivovich y Goldberg comenzaron trabajando desde el epicentro del fenómeno, en el Parque Provincial Pigüem Nonraltá. Luego, pasaron de la esfera provincial a
la nacional, involucrando al Estado Argentino en la emisión de la primera estampilla 3D de Latinoamérica, con el retrato de El Chaco (37.000 kg.). De la política patrimonial nacional se volcaron hacia un objetivo mucho más ambicioso: un complejo ensamble de cooperación entre instituciones internacionales de alta jerarquía (tanto a nivel nacional como internacional), basado principalmente en los requerimientos impuestos por el Smithsonian para alcanzar lo impensable: unir las dos mitades de El Taco, pertenecientes a distintos gobiernos –el estadounidense y el argentino–, en un sitio neutral: Portikus, Frankfurt. Para ello, orquestaron el ensamble y el movimiento posterior dentro de un contexto particular: Bicentenario de la Revolución Argentina; país que, a su vez, fue invitado de honor de la Feria del Libro de Frankfurt durante esas fechas. Este movimiento demandó una gran precisión, demostrando que la ingeniería institucional no sólo implica lobby, sino orquestar una composición plástica coherente entre las instituciones necesarias y el contexto preciso, para que un trabajo complejo y en conjunto derive en una potente acción poética.
La reunión de El Taco fue presentada con otro proceso trabajado en paralelo, cuyo materialización fue el libro The Campo del Cielo Meteorites – Vol. 1: El Taco. Separaron así, en sendas piezas, las dos técnicas generalmente utilizadas, que se alimentan entre sí formando parte del mismo organismo: recopilación, verificación y edición de datos existentes, como producción inédita de información científica, histórica y artística, por un lado, e ingeniería institucional, por el otro.
3. Experiencia
La apertura que provoca el gesto nunca es hermética y puede alimentar, al mismo tiempo, a una perspectiva científica, histórica o artística, a un coleccionista de estampillas o un habitante del Chaco que asiste a la Fiesta Nacional del Meteorito.
La mía es una combinación de arte, ciencia, imperialismo norteamericano durante la guerra fría y política patrimonial comparada. Y puede resumirse en un breve momento:
Portikus, Frankfurt. 23.10.10. La distancia entre las mitades está dictaminada por el contexto: 60 cm. es lo más cercano que pueden estar sin que el piso de la sala se desplome. Le pregunto a Tim McCoy, espectador de la exposición y curador a cargo de la División de Meteoritos del Smithsonian, cuál de las mitades de hierro le gusta más.
En cuclillas, posa su mano sobre la cara interna, brillante y pulida de Teil II (895,80 kg.), mitad olvidada por más de 40 años en los depósitos de Smithsonian, Washington, protegida de la oxidación. “Esta mitad muestra como es el meteorito en el espacio”. Gira su cabeza.“Esta otra, muestra como es luego de caer en la Tierra”, y posa su mano sobre el manto exterior, opaco y oxidado de Teil IV (667,85 kg.), mitad que fue dejada a la intemperie en los jardines del Planetario de Buenos Aires. “Sólo las dos juntas logran contar la historia de El Taco e iluminar con una relato particular la de nuestro sistema solar”.